Primera confitería de España
En 1786, en la calle Buenos Aires, la familia Brum funda la primera confitería de España en Cádiz.
En el siglo XIX, se pone muy de moda viajar y España se convierte en un pais de referencia para los escritores románticos, entre ellos Gustave Doré. Le llamó la atención la cantidad de confiterías que había en la ciudad y los selectos productos que se ofertaban. Estas confiterias proliferan porque Cádiz, en el siglo XVIII y XIX, fue un exponente perfecto de ciudad ilustrada.
Como tal, la mujer gaditana, a diferencia de las del resto de España, tenía acceso a la cultura. De hecho no era infrecuente que entre la burguesía gaditana que las chicas de la casa mantuvieran la correspondencia del negocio familiar con el extranjero e intervinieran en los negocios comerciales. Estas señoritas gaditanas no encontraban un lugar donde acudir para continuar con sus charlas y mantener reuniones. Las tabernas no eran propias, los casinos eran masculinos y los cafés eran normalmente políticos. Así que se crearon confiterías para tal efecto. Se puso muy de moda un tipo de mobiliario, el aguamanil, que era un mueble de caoba con un espejito, una palangana y una jarrita para lavarse las manos antes de salir a la calle para no dar la impresión de que hubieran comido