Ubicado en el solar de la antigua huerta del Convento Franciscano, fue urbanizado a mediados del siglo XIX para transformarlo en espacio público, tras la desamortización de Mendizabal, y desde entonces ha sido considerado uno de los espacios de ocio más populares de la ciudad.
Las casas que rodean la zona del jardín forman parte de un conjunto muy representativo de la arquitectura burguesa gaditana del siglo XIX.