El Ventorrillo del Chato
La Bahía a un lado, el océano al otro, al fondo Cádiz, "salada claridad", y a mitad de camino, sólo, como un broche luminoso y albo, que une el azul del cielo con el mar, hay un edificio aislado, blanco de cal, andaluz por los cuatro costados... "El Chato". Se dice que la venta fue fundada por autorización de Conde O´Reilly, por Chano García, a quien apodaban "El Chato" por causa de su gran nariz. Y cuentan también que en 1823, cuando las Cortes del Reino apresaron a Fernando VII en un encierro tan benigno que le permitía ir de aquí para allá a divertirse donde quisiera, el rey solía visitar el ventorro acompañado de un personaje llamado “Fray Manzanilla”. El “Fray” le venía de su apariencia de fraile, con el pelo cortado en redondo alrededor de la cabeza y una calva a modo de coronilla. Lo de “manzanilla”, claro está, por su afición a este vino. “Fray Manzanilla” se encargaba de buscar entre las mozas que bailaban en la venta las idóneas para divertir al Deseado, a quien agradaba extraordinariamente el contoneo de las bailarinas gaditanas.